Lástima que tiré la llave a la alcantarilla, por suerte Irene guardaba una copia en la ropa interior. Antes de alejarnos por completo de la casa, escuchamos los maullidos de un pequeño gato que estaba moribundo en la acera, así que entramos a la casa pensando que el gato era el causante de nuestro susto, pero no fue así, era nuestro primo mudo Elmer que anteriormente nos había enviado una postal diciendo que vendría a quedarse y lo habíamos olvidado por la ocupación de nuestros oficios mañaneros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario